Ayer día 24 de marzo apareció
en el diario El País, un artículo de Luis Gómez sobre el tema del emprendedor. Lo
considero muy interesante y muy acertado por lo que me permito reproducirlo a continuación.
Solo resalto en negrita lo que considero muy interesante y además en lo que estoy
totalmente de acuerdo.
Ponga
un emprendedor en su discurso (político)
Emprender es la palabra mágica, el mantra que inspira a
políticos de todos los colores. Llegará el emprendedor y nos salvará de la
crisis. A cambio, el gobernante le promete el paraíso: ayudas, rebajas
fiscales, asesoramiento, financiación y premios, sobre todo muchos premios. Cinco leyes autonómicas (más otra en estudio en Castilla y
León) y un decreto ley del Gobierno después, la situación es un caos y el
panorama desolador: buena parte de las nuevas empresas son bares y tiendas.
Decenas de fundaciones, portales webs, semilleros, ventanillas
únicas, agentes de emprendimiento y entidades públicas de dudosa eficacia se
diseminan por el territorio nacional, de tal suerte que da la impresión de que
hay más asesores que emprendedores en España. La
iniciativa más imitada es la instauración del Día del Emprendedor con un guión
inalterable: testimonio de jóvenes empresarios, discurso del político local y
cóctel de clausura.
Expertos consultados coinciden en que hay más voluntad que
acierto, demasiada propaganda y mucha confusión sobre el verdadero perfil de un
emprendedor. Ninguno es capaz de elogiar
el trabajo de una comunidad autónoma. “Tiende a confundirse emprendimiento con
autoempleo, que es otra cosa”, señala Javier Megías, consultor y asesor de la
Comisión Europea. “En Internet se huye de lo público porque te hace perder el
tiempo”, dice Víctor Martín, de Loogic. Más duro es Pedro Nueno, experto del
IESE y fundador de sociedades de capital riesgo: “Generalmente, los políticos no saben de lo que hablan cuando se
refieren a emprendedores. Han enfatizado tanto la idea de que es necesario
emprender que corremos el riesgo de que los chicos jóvenes se pongan delante de
un ordenador y se vean en el espejo como futuros Bill Gates, dejen de estudiar,
consigan un subsidio de 5.000 euros y seis meses después descubran que se lo
han gastado y no saben nada. Este es un efecto que nadie lo ha medido”. Nueno
señala que España necesita “buenas nuevas empresas”: "Se mira a Estados
Unidos y allí lo que ha pasado es que gente que ha hecho su carrera o ha
investigado, luego ha trabajado y, en un momento dado, ha visto su oportunidad.
No he visto una buena empresa que no
necesite menos de 300.000 euros”, concluye. Las ayudas en España rondan entre
los 1.000 y los 10.000 euros.
Lo más interesante para un emprendedor es que eliminen
obstáculos a su alrededor (impuestos sobre todo) y que alguien financie su
aventura. Y en este punto los expertos señalan
también la figura del emprendedor por necesidad y la del cazador de
subvenciones. Un ex alto cargo de un gobierno regional reconocía la disputa
entre los consejeros de empleo y fomento por el dinero de las ayudas. “Se suele
confundir con promocionar el autoempleo”, manifestó. “Y nunca nos gastábamos el
dinero presupuestado para emprendedores porque no aparecían verdaderos
proyectos”. Según una encuesta de Mapfre, el 26,8% de los jóvenes emprendedores
tiene estudios primarios.