Solo hay que salir a
la calle para ver cómo está el sector de la construcción, miles de obras
paralizadas, grúas abandonadas, materiales tirados en los solares, vallas de
protección por el suelo, calles sin urbanizar, lugares en los que parece que el
mundo ha llegado a su fin.
En las colas del paro
se reúnen grupos de personas que comentan las construcciones que han realizado,
los ladrillos que han puesto, las farolas, las aceras, las chapuzas, y de eso
se quejan, de que ya no pueden hacer ni chapuzas.
Según la Federación
de Construcción Madera y Afines (Fecoma), el sector de la construcción puede
acabar el ejercicio 2013 con menos de 600.000 empleados en toda España por el
parón que registra esta actividad, lo que arroja un ajuste del 68% desde el
máximo de 1,9 millones de empleados con que llegó a contar antes de la crisis,
en los años del “boom”.
Para atajar esta
tendencia, Fecoma pide inversión en obra pública y facilitar crédito para la
rehabilitación de viviendas a través de la banca nacionalizada.
El secretario general
estatal de Fecoma ha explicado que sólo en lo que va de año se ha perdido el 5%
de los trabajadores, una rebaja que en todo 2012 fue del 20%.
También indicó que en
el área de la madera había 350.000 empleos en 2007 y en estos momentos son
169.000 trabajadores, mientras que en el de los materiales llegó a haber
250.000 trabajadores, y en la actualidad no se llega ni a 100.000.
Si hacemos caso a estos
datos y a las previsiones, el sector de la construcción no tiene un futuro muy halagüeño
en España, si bien las grandes empresas constructoras están tomando posiciones
en otros países. En el nuestro se está a la espera de que se invierta en obra
pública, ya sea en infraestructuras o vivienda social y en la rehabilitación, y
si no al paro.